dissabte, 29 d’abril del 2017

Pensión Gradina - Un proyecto con vistas al mar

Aguas transparentes, playas de piedras y montañas de cerca 1000m de alto, todo eso nos esperaba en la península de Pelješac, situada en la costa dálmata, en el sur de Croacia. Difícil de creer que nuestro quinto proyecto iba a tener lugar en este entorno paradisíaco, en un pueblo llamado Lovište.

Lovište

Lovište tiene alrededor de 250 habitantes, la mayoría de los cuales son pescadores. En el pueblo solo hay una pequeña tienda, la oficina de correos y algún que otro hostal todavía cerrado en el mes de abril. Robert, nuestro anfitrión y dueño de la pensión Gradina, nos contaba que “los primeros turistas llegan a partir de principios de mayo”. Nosotros, junto a otros seis voluntarios, íbamos a ayudarle en la preparación de la temporada de verano. Era la primera vez que coincidíamos con otros voluntarios en un mismo proyecto y, aunque parecía que eramos muchos, realmente había mucho trabajo por hacer ya que tanto la casa como el jardín y los alrededores habían estado olvidados durante los meses de invierno. También había que realizar algunas tareas de renovación en una casa de campo que se encontraba a unos pocos kilómetros.

Durante nuestra estancia nos alojamos en una de las habitaciones de la pensión con vistas al mar. Pero durante la temporada alta, los voluntarios tendrán que vivir en la casa de campo, ya que las habitaciones estarán ocupadas por los clientes de la pensión.

Nuestro anfitrión Robert

Justo al lado de la pensión se encuentra la casa de la familia. Maria, la madre de Robert, nos preparó exquisitos platos cada día. Ella fue quien fundó y dirigió la pensión hasta hace pocos años cuando pasó el testigo a su hijo. Robert y sus padres trabajan duro pescando, cultivando frutas, verduras, elaborando vino y también aceite de oliva. ¡Y todo de forma ecológica! Además, La familia de Robert ha contribuido en el desarrollo del pueblo desde su llegada hace dos generaciones, como por ejemplo construyendo la canalización para el abastecimiento de agua potable.

Robert vivió con su mujer y sus hijos en Alemania durante varios años. Pero el amor por su tierra y su pasión por la pesca hicieron que decidiera regresar. Empezó a acoger a workawayers este año porque “aquí siempre hay mucho que hacer”, y de seguro que a estos les va a gustar todo lo que hay por ver. Nosotros visitamos Orebić y Korčula (el pueblo de Marco Polo), tuvimos la oportunidad de hacer excursiones, de ir en canoa y de acompañar a Robert a pescar. 

Korčula, el pueblo de Marco Polo
Dos semanas más tarde dejamos la pensión Gradina y nos dimos cuenta de que a nosotros lo que en realidad nos gusta es visitar sitios alejados del turismo, como el pueblo de Žuljana que, por casualidad, descubrimos al otro extremo de la península y que nos brindó una puesta de sol en una solitaria cala al lado de donde acampábamos. Sin duda, el lugar ideal para reponer fuerzas y coger energía para continuar con nuestro viaje.

1 comentari:

  1. Aneu deixant un reguer d'amistats esplèndid. Ens agrada llegir-vos i que us ho passeu tant bé. Ptns des de StCgt.

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