dijous, 20 d’abril del 2017

Bosnia y Herzegovina: Minas, ruinas y hospitalidad

Al finalizar nuestro proyecto en Ratkovica, nos dirigimos hacia Bosnia Herzegovina, país que íbamos a cruzar de norte a sur. Nada más llegar a la frontera nos encontramos con un cartel dándonos la bienvenida a la Republika Srpska (República Serbia), ya que esta parte del país pertenece a la región política de los serbobosnios, tal y como se fijo en los acuerdos de Dayton en 1995. La República Serbia engloba el 49% del territorio nacional y contiene Banja Luka, la segunda ciudad más grande del país por detrás de la capital Sarajevo, que se encuentra en la región llamada Federación de Bosnia y Herzegovina.

Bosnia y Herzegovina
Bosnia y Herzegovina es un país poblado por serbios ortodoxos, bosnios musulmanes y croatas católicos (éstos últimos se encuentran en el sur, cerca de la frontera con Croacia) haciendo de él un estado multiétnico. Son estas distintas influencias culturales las que hacen de Bosnia y Herzegovina un país muy atractivo para todo visitante.

Banja Luka
Nosotros viajamos a través de ciudades como Derventa y Banja Luka en la República Serbia, y también estuvimos en Jajce y Mostar en la Federación de Bosnia y Herzegovina. Hasta la conquista por parte del imperio otomano, Jajce fue la sede del rey de Bosnia cuyo castillo se sitúa en el casco antiguo de la ciudad, en lo alto de una colina. En el suroeste de la ciudad se encuentra el rio Pliva y uno puede admirar su cascada de 20 metros de altura.

Jajce
Mostar es conocida por su puente (Stari most) sobre el rio Neretva. En realidad el nombre de la ciudad significa “el centinela del puente“. El viejo puente fue destruido durante la guerra de Bosnia por los croatas, y posteriormente reconstruido en 2005. A día de hoy forma parte del patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Después de la guerra la ciudad se dividió en dos partes, una a cada lado del rio. Al este se encontraban los bosnios mientras que en el oeste vivían los croatas. En 2004 se oficializó la re-unificación de la ciudad aunque a día de hoy aún causa polémica. 

Mostar
Los señales de la guerra todavía son bien visibles. Ruinas, fachadas llenas de agujeros de bala y paneles indicando la presencia de minas lo evidencian. A causa de estas advertencias, y de la enorme cantidad de desechos (otro gran problema de este país) no nos atrevíamos a dormir en la naturaleza y solo en una ocasión acampamos en una prado frecuentado por ovejas. Por lo demás, era muy sencillo encontrar habitaciones y comida a muy buen precio. Os invitamos a descubrir los Burek y Ćevapi si algun día visitais Bosnia y Herzegovina.
Burek
Ćevapi
Los bosnios, independientemente de la religión a la que pertenezcan, se caracterizan por su inmensa hospitalidad. En todos lados fuimos muy bien acogidos y siempre encontramos a gente amable y servicial. A pesar de la tensión política, las personas que nosotros encontramos en ambas regiones nos parecieron muy abiertas. A menudo nos decían que “todos hemos perdido en la guerra. No hablamos ni bosnio, ni serbio ni croata. Nuestra lengua es la local, aquella que la gente habla”. 

A nosotros nos encantó Bosnia y Herzegovina. Con la bicicleta tuvimos que superar un puerto de más de 1000 metros de altitud que nos permitió contemplar paisajes magníficos. Sin duda un buen entrenamiento para nuestra próxima meta, Montenegro.

2 comentaris:

  1. Ens alegrem molt que aneu avançant en el vostre viatge-projecte. Gràcies al blog ens permeteu d'anar assaborint des de la distancia tot el que descobriu.
    Passeu-ho molt bé i sort!

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  2. Bon dia. veiem que aneu avançant mica en mica. Anims i a pasar-ho be.

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