Dejamos atrás Montenegro para adentrarnos en Albania, uno de los países más pobres de Europa. Al principio a penas notamos el cambio y continuamos rodando por carreteras en muy buen estado y admirando la belleza de los paisajes. A nuestra derecha se encontraba el lago Skadar, el más grande de los Balcanes, en cuya orilla encontramos un camping con muy buenas instalaciones donde pasamos nuestra primera noche en Albania.
Camping en la orilla del lago Skadar |
Nuestra impresión de Albania cambió por completo al día siguiente. A medida que nos acercábamos a la ciudad de Shkoder empezaba a dominar el caos. La carretera se convirtió en un camino lleno de piedras y agujeros, donde no solo coches sino también caballos y todo tipo de ganado compartían la vía con un orden para nosotros difícil de entender. Los centros comerciales todavía no han reemplazado a las tiendas de barrio y aprovechamos para reponer en vivieres en un par de ellas. El contacto con la gente fue en todo momento muy amable y caluroso, sin embargo la imagen de las zonas urbanizadas era muy distinta a la de cualquier otra ciudad europea. Nos dijeron que en el noreste del país se encuentra una sierra montañosa donde se practica el excursionismo. Dejamos esta actividad para una próxima visita y continuamos dirección Tirana.
Las calles de Shkoder |
Llegamos a la capital en un día de lluvia. Nos abrimos camino hasta el centro de la ciudad en medio del trafico del atardecer y nos alegramos de encontrar finalmente nuestro alojamiento. Se trataba de un piso de estudiantes en la séptima planta de un bloque donde habíamos reservado una habitación por dos noches. Desde la terraza teníamos unas buenas vistas de los edificios de la ciudad, parte de los cuales habían sido pintados en 2010 con colores alegres. Se trataba de una iniciativa del alcalde Edi Rama, que pretendía hacer olvidar los tiempos tristes de la época de la dictadura y dar un entorno más agradable donde vivir. A pesar de ello, nuestra visita de la ciudad no fue muy interesante ya que el centro, donde se encuentran la mayoría de los puntos de interés, estaba completamente bloqueado por las obras. También fue muy estresante el ritmo frenético de gente y coches apresurándose en todas direcciones.
Vistas sobre Tirana |
La mitad sur de Albania es completamente distinta. Ahí predominan las grandes playas y ciudades como Durrës y Vlora con sus hoteles, bares y restaurantes son capaces de acoger a centenares de turistas en verano. Parecía que éramos los primeros en llegar esta temporada ya que en muchos sitios los trabajadores se apresuraban en finalizar los preparativos.
El Sur de Albania |
Lo que más nos gustó fue la parte más cercana a la frontera con Grecia. Dejamos atrás las llanuras para adentrarnos en una zona de bosque y montaña alejada del turismo de masas. Entre Vlora y Sarandë nuestro camino continuaba a lo largo de una costa abrupta atravesando pequeños pueblos donde conocimos a gente encantadora. Incluso la lengua de esta zona tenía otra tonalidad. ¡Albania es como el día y la noche!
A dos dies de la vostra tornada, estic convençut que ha estat un viatge i una experiència inoblidable. Enhorabona!
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