Eslovenia es un país pequeño con 2.055.000 de habitantes. Su superficie equivale a tan sólo 2/3 la de Cataluña y está cubierta en un 50% de bosque. Los Alpes Julianos se encuentran en el noroeste (el pico más alto es el Triglav con 2864m), convirtiéndose en mesetas a medida que nos desplazamos hacia el noreste. El sur es conocido por sus cavidades subterráneas, y no hay que olvidar que también posee unos pocos kilómetros de playa en el suroeste. A nosotros muchos paisajes nos resultaban familiares. Las casas, pueblos y negocios nos recordaban muchísimo a otros países como Austria y Alemania.
Teniendo en cuenta que nuestro próximo proyecto se encontraba cerca de Maribor, en el extremo este del país, nos preparamos para cruzar este pequeño país centroeuropeo. El tramo entre Sežana y Liubliana lo realizamos en tren para evitar la parte alpina, cubierta de nieve en esta época del año.
Aquí podéis ver el camino que seguimos:
Liubliana, la ciudad verde
En Liubliana hicimos una pausa de un par de días para poder visitar la capital eslovena. Naturalmente visitamos el castillo y contemplamos la arquitectura de sus edificaciones. Pero lo que más nos sorprendió fue el ambiente que se respira. La ciudad es muy agradable y limpia, lo que le valió para ser escogida capital verde europea del año 2016. Sus habitantes son además verdaderos poliglotas. Todo aquél con quien nos encontramos hablaba un inglés perfecto e incluso un alemán muy correcto, algo que hasta la fecha no habíamos evidenciado en ningún otro sitio. Los eslovenos son también conocidos por ser trabajadores, puntuales y ordenados, semejanzas que comparten con sus vecinos austríacos por razones históricas.
Liubliana |
El balneario de Laško
En Laško decidimos coger una habitación en un hotel económico para recuperarnos del frío y la humedad sufrida los últimos días. Este pueblo es conocido por albergar una de las dos cervecerías más populares de Eslovenia. Pero nosotros nos decantamos, después de un largo día en bicicleta, por visitar el balneario del pueblo. Así pasamos la tarde-noche felizmente entre saunas y yacusis. ¡No estábamos acostumbrados a tantos lujos!
Maribor, ¿y ahora qué?
Después de haber atravesado este bello país, poco pensábamos que nuestra estancia se terminaría repentinamente. El proyecto hacia el que nos dirigíamos y del que tan cerca estábamos, fue cancelado en el último minuto. Ahí estábamos, plantados en medio de Maribor sin saber qué hacer.
Por suerte encontramos a una pareja muy amable que nos acogieron un par de días en su casa, el tiempo necesario para centrarnos y tomar una nueva dirección. Durante este tiempo, buscamos otros proyectos en la misma zona, pero fue imposible encontrar ninguno con tan poco tiempo de antelación. Entonces decidimos tomarnos unos días de vacaciones en Graz (Austria) antes de retomar la bicicleta dirección hacia nuestro nuevo proyecto en Croacia.
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