Gran parte de nuestra ruta discurre a lo largo del litoral. “¡Qué bonito! “, pensamos nosotros. Sin embargo, el paisaje costero hibernal parece más bien un mundo fantasma que un idílico lugar de vacaciones. Especialmente nos llamó la atención este fenómeno en Francia hasta tal punto que nos resultó difícil encontrar algo para comer o un sitio para dormir.
Hoteles y apartamentos, Campings y zonas de ocio se amontonan uno al lado del otro sin apenas dejar espacio a la naturaleza. La mayor parte de negocios están cerrados a pesar de los numerosos carteles indicando sus horarios de apertura. La mayoría de los hoteles y apartamentos están vacíos y se aprecian en sus ventanas carteles de “se vende” o “se alquila”. Además, no se ve ni un alma por la calle.
“¿Dónde está la gente que vive aquí?”, nos preguntamos. No nos podíamos imaginar que todo este lugar exista únicamente para el turismo de sol y playa. En invierno, sobre todo, se puede disfrutar de las vistas al mar con toda tranquilidad. Suponemos que los ausentes propietarios no opinan lo mismo.
¿O es que ocurre aquí algo completamente distinto? Nos reíamos al imaginar una escena de terror en la que la humanidad se había extinguido mientras acampábamos perdidos en la naturaleza. Algo parecido a lo que sucede en la película de terror “28 Days Later”, donde el protagonista se despierta de un coma después de un accidente y se encuentra con una ciudad desierta y destruida por una epidemia que transforma a los humanos en monstruos. Como no vimos ningún monstruo por ningún lado, abandonamos nuestra teoría fantástica y seguimos buscando comida y un lugar para pasar la noche. ¡Era increíble, estábamos rodeados de casas vacías y no encontrábamos sitio para dormir!
Vemos que habeis reemprendido la
ResponEliminamarcha por la costa francesa. Que tal el tiempo. Ya ireis contando