Seis meses en bicicleta dan para mucho. Ha llegado la hora de hacer balance. Sin duda una de las primeras cosas a tener en cuenta a la hora de organizar un viaje en bicicleta es el recorrido, su duración y la temporada durante la cual se quiere realizar. El conjunto marcará la dificultad físico-técnica de la ruta y la climatología con la que nos podemos encontrar. Además hay que decidir qué grado de autonomía queremos/debemos adoptar.
La ruta
En nuestro caso decidimos tomar las rutas Eurovelo por tener en general poco tráfico y una dificultad media-baja (aunque a veces sí que hay pendientes que superan el 6%). En la página biroto.eu podéis encontrar y descargar gratuitamente las trazas de estas y muchas otras rutas ciclo-turistas por Europa para luego cargarlas en vuestro gps. También os recomendamos la aplicación para el móvil maps.me. Con ella podéis buscar puntos de interés (supermercados, bancos, hospitales, campings, etc.) y también introducir las coordenadas de un sitio para luego navegar hacia él. Todo eso sin necesidad de conexión de datos ya que utiliza el gps interno del smartphone. El único inconveniente es que tiene un consumo bastante elevado de batería por lo que tiene que utilizarse con moderación.
Adaptar la dificultad |
En general pedaleábamos entre 3 y 5 días (unas 5 horas al día de media) para luego tomarnos 1 o 2 días de descanso. De esta forma uno puede avanzar durante meses sin lesionarse ni alcanzar un nivel de fatiga muy elevado. Además, los días de descanso te permiten hacer la colada, consultar tus correo electrónico o hacer una visita turística.
Alojamiento y comidas
Nosotros optamos por ser 100% autónomos (por motivos económicos), durmiendo el mayor número de noches posible bajo la tienda y cocinando con un hornillo de travesía. Tenemos que reconocer que no fue fácil durante el invierno, no solo por el frío, con temperaturas de hasta -5ºC, sino también por las pocas horas de luz que nos obligaban a pasar unas 12-14 hora dentro del saco. ¡Qué pereza cuando teníamos que salir para cocinar la cena! La única ventaja es que sudas mucho menos y la ropa se mantiene limpia más tiempo. Pero se disfruta mucho más del viaje con temperaturas más agradables como las que tuvimos a partir del mes de marzo.
Alojamiento y comidas
Nosotros optamos por ser 100% autónomos (por motivos económicos), durmiendo el mayor número de noches posible bajo la tienda y cocinando con un hornillo de travesía. Tenemos que reconocer que no fue fácil durante el invierno, no solo por el frío, con temperaturas de hasta -5ºC, sino también por las pocas horas de luz que nos obligaban a pasar unas 12-14 hora dentro del saco. ¡Qué pereza cuando teníamos que salir para cocinar la cena! La única ventaja es que sudas mucho menos y la ropa se mantiene limpia más tiempo. Pero se disfruta mucho más del viaje con temperaturas más agradables como las que tuvimos a partir del mes de marzo.
Preveer climatología adversa |
En líneas generales, cuanto más nos dirigíamos hacia el este, más fácil era encontrar un sitio para acampar debido a la menor presencia de zonas urbanizadas y a la relajación de las leyes de prohibición. Dicho esto, determinar si un sitio es apto o no para pasar la noche depende mucho del nivel de aceptación de cada uno. Nosotros no dormimos ningún día bajo un puente y siempre intentábamos encontrar un sitio más o menos agradable donde acampar. Y cuando no era el caso buscábamos un hotel.
Encontrar sitios para acampar |
La lluvia es el fenómeno más desagradable cuando viajas en tienda de campaña. Nosotros teníamos por regla no pasar más de un día y una noche seguidos bajo la lluvia. Al segundo día hubiéramos tenido la ropa, las zapatillas y la tienda completamente mojadas, y muchas más probabilidades de coger un buen resfriado. Además, tenemos la sensación que plegar la tienda cuando está mojada (y dejarla en la bolsa varias horas) hace que el tejido y la estructura pierdan rigidez, lo que conlleva a un deterioramiento y a una pérdida de sus prestaciones. Hasta el momento la única solución que hemos encontrado cuando se anunciaba lluvia era intentar reservar un Airbnb (la forma más económica de alojamiento) a la esperar que la tormenta pasara y al mismo tiempo secábamos nuestro equipaje. Para reservarlo hace falta la aplicación en el móvil y una conexión a internet que encontrábamos fácilmente en algún bar o café.
Comodidad Airbnb |
Muy positiva fue la experiencia que tuvimos en los warmshowers. A pesar de ser una red mucho menos extendida que otras plataformas como el couchsurfing, tuvimos mucha afinidad con la gente que nos acogió quienes, al ser también viajeros en bicicleta, entendían perfectamente nuestras necesidades. Es un gran ejemplo de relaciones basadas en la solidaridad y en la confianza. Esperamos poder acoger a viajeros en nuestra futura casa próximamente.
Warmshowers |
La comida en la zona de los balcanes es muy económica y vale la pena comer en establecimientos locales. Te permite conocer la gastronomía e interaccionar con la gente del país. Sin embargo, no es apta para vegetarianos ya que tienen un régimen compuesto básicamente de carne.
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Ćevapčići |
La bicicleta
Nosotros estamos muy contentos con las bicicletas tipo “crossbike”, que son parecidas a las mountain bikes pero con una posición sobre la bici algo más cómoda. Podemos deciros que durante los 4350 km que recorrimos ¡no tuvimos ningún pinchazo! Increíble pero cierto. Ayudó el hecho de que el 90% de nuestra ruta discurría por carreteras asfaltadas. También montamos unos neumáticos Schwalbe Marathon plus (muy recomendables por tener una banda anti pinchazos) con ruedas de 29” por su facilidad de rodadura, aunque hay que tener en cuenta que en ciertos países puede ser difícil encontrar cámaras de aire de repuesto de este tamaño, siendo la rueda de 26” la más extendida. Los componentes eran de la gama media de Shimano, unos Deore, aportando una buena fiabilidad con un precio razonable. Las bicicletas costaban alrededor de 700-800 euros aunque se pueden encontrar bicicletas de segunda mano más económicas con las mismas prestaciones. La única manutención que tuvimos que realizar durante todo el viaje fue reemplazar en un par de ocasiones las pastillas de frenos.
Viajar acompañado
Viajar con alguien con quien vas a pasar junto las 24 horas del día siempre es una aventura (y un desafío), pero también la posibilidad de establecer un vínculo muy fuerte con tu compañero/a. Es importante saber escuchar, tener paciencia y ser flexible a la hora de tomar decisiones que tienen que ser conjuntas. Por ejemplo, al repartirse las tareas a realizar (montar la tienda, preparar la comida, lavar la ropa, ir al supermercado, etc...) o al buscar un sitio donde dormir.
Un viaje de este tipo te hace salir de tu zona de confort y permite conocerte a ti mismo. Del mismo modo hace que la relación evolucione a una velocidad vertiginosa donde la buena comunicación es fundamental. Al final la voluntad de ambos será clave para tirar adelante el viaje.
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Viajar juntos |
Ahora que hemos llegado a nuestra destinación, nos apetece y mucho estar un tiempo en casa. Nos marchamos con algunas preguntas en la cabeza, algunas de las cuales han sido respondidas durante el viaje. Los encuentros que hemos tenido durante estos últimos meses nos han inspirado y mostrado distintas formas de vivir. Estamos muy agradecidos y nos alegramos de poder llevar parte de estas enseñanzas a nuestra vida.
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